lunes, 26 de marzo de 2012

México, país de pobres

Los datos definitivos del Censo de Población y Vivienda 2010 arrojaron un total de 112 millones 336 mil 538 mexicanos. Con este resultado, México se coloca en el onceavo lugar a nivel mundial por el número de habitantes, de los cuales 51.2 por ciento son mujeres y 48.8 por ciento hombres.

Según estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), con base en el MCS-ENIGH 2010 y la muestra del Censo de Población y Vivienda 2010, en nuestro país existen 52 millones de pobres, lo que equivale al 46.3% de la población.

Bajo esta premisa, resultaría muy obvio que las políticas públicas tanto del Gobierno federal como de las administraciones estatales y municipales se avocaran a erradicar este “fenómeno” de manera integral y permanente, pero eso estimado lector, son puros sueños guajiros.

En efecto, México es rico en pobreza, pues gran parte de la población vive en esta situación, en contraste, la lista de mexicanos en Forbes sigue creciendo, así como de sus millones, pues esa ofensiva riqueza de unos pocos aumentó brutalmente en los últimos años y ello, es el reflejo de la enorme desigualdad o segregación social brutal que hay en el país. Con esos niveles de desigualdad no podemos esperar otra cosa más que lo que estamos viviendo, una escalada de inseguridad y violencia que crece día a día, sin que ninguno de los partidos políticos o candidatos encuentren la fòrmula para acabar con estos flagelos sociales.

¿Dos terceras partes de la población está en pobreza, 12 multimillonarios en la lista de Forbes? Los contrastes obligan a pensar en la posibilidad de un estallido social. Este cuestionamiento siempre ha rondado en mi cabeza y quisiera realmente que en lugar de una revuelta, se efectuaran los cambios y las reformas legislativas que se requieren.

Además que nuestros representantes populares tuvieran la decencia de ponerse a trabajar, pero sobre todo que se apliquen penas más severas a quienes han ocupado cargos públicos para enriquecerse a costa del erario y de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos.

Las lecturas actualmente son en el sentido de que los cargos solo sirven para aprovecharse del presupuesto y no para ayudar al país a salir de sus grandes problemas y desigualdades. El día que en México se encarcele a los corruptos, se iniciará la construcción de un nuevo modelo de gobierno donde los funcionarios se pongan en los zapatos de los más pobres y marginados al tomar decisiones, un buen ejemplo lo pusieron los nueve consejeros electorales del IFE que no recibirán un bono equivalente a dos meses de salario bruto por la carga laboral que enfrentarán con motivo del proceso electoral.

Lo mejor de todo es que los encargados de la organización de las elecciones entraron en cordura y no recibirán dinero extra por un trabajo que de por sí deben realizar.

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